La electrónica y su habilidad por comunicar ternura, pero también generar asombro
Una fortaleza evidente de la música electrónica es que le permite al artista crear ondas que suenen como ella quiere. Creo que esta síntesis/diseño de sonido ad hoc es una ventaja que hace que la electrónica sea muy interesante. Una manera de utilizar esta herramienta de síntesis es como reemplazo de un instrumento de cuerdas. El sonido puede ser estático, puede ser metálico, puede ser acústico, pero al final está limitado a los sonidos que se le permiten a, por ejemplo, una guitarra, o una flauta. Otra manera más interesante es usarla para traducir emociones e ideas directamente, sin necesidad de usar alguna escala musical. Hoy en día muchas artistas han hecho trabajos increíbles al utilizar esta segunda manera, aunque en el pasado han habido muchos otros que, de manera más limitada, esbozaron una ambición que, creo yo, nace del reconocimiento de esta fortaleza (por ejemplo Klaus Schulze en Irrlicht, o Tangerine Dream en Zeit). Gracias a esto he descubierto dos dimensiones del arte que me gustan mucho: la habilidad para comunicar ternura, y la habilidad de generar asombro. A veces contrapuestas, a veces una misma.
La primera nace de lo que yo considero como tierno en el ámbito musical: una progresión bonita, una serie de acordes que suenan bien vistos bajo la escala cromática de toda la vida. Esto es más o menos fácil de reconocer en algunas canciones de electrónica. Por ejemplo:
- Chiquito de Arca
- Infatuation - Lichtbogen Dreamin’ Remix de Sophie
- It’s U - Pearl Version de Himera
- Pale Eyes de Iglooghost
Pero hay maneras distintas de expresar esta ternura, maneras “poco ortodoxas”, raras, que pueden asombrar al oyente. Si esta ternura fueran vectores le podríamos cambiar las coordenadas (perdón, soy ingeniero) y aún así seguirán siendo los mismos vectores. La ternura en un mundo que es en verdad un caleidoscopio hecho con plumas de un pavo real; la ternura en un mundo de laboratorio hecho de látex y exclusivamente colores neón; la ternura en un mundo en el que la estática de las torres de radio se puede escuchar; la ternura en un mundo de colores, formas, y déficit de atención. Por ejemplo:
- Esas cuatro notas tocadas casi en staccato de Little Now A Lot de Arca
- El puente de HARD de Sophie
- Peaceseeker de Himera
- Purity Shards de Iglooghost
Menciono los mismos cuatros artistas en ambos ejemplos porque creo que el dominio de uno (el uso de técnicas de producción “poco ortodoxas” para generar asombro) permite mayor libertad en el otro (la habilidad para comunicar ternura). Es como cuando estudias álgebra y te introducen el concepto de un vector en dos dimensiones, pero luego te das cuenta que la decisión de dos dimensiones (pedagógica, supongo) es arbitraria, y en realidad puedes tener vectores con n dimensiones y, por tanto, herramientas para manejar estos vectores n-dimensionales, por lo que regresar a dos dimensiones es regresar a terreno conocido en el que ya tienes cancha y puedes usar herramientas muy poderosas para hacer cosas sencillas.
De manera similar, un dominio de la síntesis de sonido de una artista y las herramientas que esto requiere le permite acercarse a emociones humanas de maneras originales, y por tanto de transmitir la ternura (o cualquier emoción en realidad) usando herramientas que no se habían usado antes.